
No, no es la nueva Montaña Rusa de Six Flags. Pero en cuanto a emociones fuertes no le pide nada al Supermán: Se trata de la Ciclopista, que con tanta pompa y circunstancia se inauguró hace ya algunos años en la Suidat de la Ejperanja.
Siempre aplaudí su creación, pero nunca la he utilizado. No porque no quiera, sino porque ya cansado no aguantaría regresar de ella: el punto más cercano me queda como a 20 kilómetros de mi casa. Por eso agradezco que el buen Rafa nos lleve en su blog a recorrer el mágico mundo de la Ciclopista, desde donde empieza hasta algún punto no determinado de la sierra de Chichinautzin. Ahora ya sé que recorrer la ciclopista es una emocionante aventura que requiere del uso de un GPS, un Sherpa o ya de perdida de una brújula y un mapa topográfico. Y no hay que olvidar nunca llevar a la mano un machete para abrir brecha entre la maleza y para usarlo como protección al atravesar ciudades perdidas, al más puro estilo de Hiro Protagonist.
No se lo pueden perder.
No se lo pueden perder.
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