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martes, 15 de enero de 2008

Para qué sirven los libros


El primero de junio de 1906, los trabajadores de la mina de Cananea se fueron a huelga, exigiendo percibir el mismo salario que los mineros americanos que trabajaban en la mina. Fueron reprimidos violentamente por Rangers de Texas que ingresaron al país con la complicidad del entonces Gobernador de Sonora, dejando un saldo de 23 muertos, 22 heridos y 50 detenidos. Este hecho encendió la mecha de la bomba que reventó en 1910 con la Revolución Mexicana, una de las guerras civiles más violentas del siglo XX: Se dice que un millón de mexicanos, 10% de la población, se mataron entre ellos como consecuencia directa de "La Bola".

La Revolución a la larga fue un fracaso enorme que sólo sirvió para cambiar a los ladrones de la Dictadura Porfirista por otra bola de ladrones, la Gran Familia Robolucionaria, a la cual tuvimos que aguantar durante 75 años. Lo peor es que la revolución no sirvió ni como experiencia. Prueba de ello es que el día de hoy los mineros y los campesinos están más jodidos que hace cien años. Y ahi tienen lo que pasó este fin de semana en Cananea. Cien años después, el gobierno decide declarar "inexistente" una huelga que ya llevaba medio año y mandó abrir la mina a punta de madrazos. El argumento es que no todos los obreros se fueron a la huelga el mismo día. Los pejistas y los alzados han de estar felices por ello. Qué pendejada. Los libros de historia, en teorìa, sirven para no repetir los mismos errores que nuestros antepasados. Nomás que hay que leerlos porque si no no sirven de nada.

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