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domingo, 27 de enero de 2008

La Hoguera de las Vanidades

Gracias a Dios, hoy terminó en Davos el Foro Económico Mundial 2008. Ya saben, la pasarela más elitista del mundo, donde la nota no la dan actrices, ídolos juveniles ni modelos sino sonrientes "líderes" mundiales tan carismáticos como los Presidentes de las compañías más grandes del mundo, Estadistas de la talla de George W. Bush o Pervez Musharraf, economistas de gran reconocimiento internacional como Bono o Ernesto Zedillo, y administradores de organismos financieros nacionales e internacionales de renombre, como el mexicano José Ángel Gurría, quien regentea actualmente la OCDE.

Tan populares son estos señores que, durante la Cumbre, Davos se convierte en un bunker fuertemente custodiado con la más avanzada tecnología antiterrorista para prevenir cualquier tipo de nota discordante. Impresiona ver tanto desperdicio de dinero y de recursos para llegar cada año a las mismas conclusiones: el mundo está cada vez más jodido, y este año va a ser todavía peor que el anterior. Y ya vámonos porque está haciendo mucho frío. Qué bárbaros: qué claridad, qué visión... qué pinche novedad. ¿Y estos se supone que son "nuestros líderes"?

Ahora bien, como reacción a esta farsa anual, los otros, los "líderes" mundiales a los que nadie quiere invitar para que no se pierdan los cubiertos, se organizan también su propia reunión. ¿Por qué no? En ella, visionarios del calibre del Presidente Venezolano Hugo Chávez dedican horas de discusiones y diatribas con el fin de llegar a una conclusión alternativa que no haya sido impuesta por aquella vergonzosa oligarquía imperialista que socava la dignidad de los países altermundistas repartiéndose descaradamente el mundo como botín de guerra. La conclusión: el mundo está cada vez más jodido, y este año va a ser todavía peor que el anterior. ¡A huevo!

Lo más triste del asunto es que este juego del Tío Lolo va a seguir repitiéndose sin llegar a nada, año con año, cuando menos hasta que se acabe el petróleo. ¿Y después? Ah, pues ahí si que quién sabe. Ese no es nuestro problema, ahi que resuelvan la bronca nuestros nietos: Lo importante es hacer dinero ahorita. Pues qué asco.

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