
Resulta que el niñote vivía felizmente un cuento de hadas con una chica brasileña guapísima llamada Fernanda. Nomás que cierta madam acaba de tener a mal convertir a la princesa en calabaza: le pasó el pitazo a un periódico de esos que compran fotos de paparazzis de que Fernanda trabaja como prostituta, y de las caras. De esas que cobran como 40 mil pesos por noche. El investigador que se sacrificó contratando a la edecán no una sino dos veces (el método científico a veces tiene sus gratificaciones) relató que Fernanda le ofreció organizar un trío con una prostituta Checa, un show lésbico y hasta dos gramos de cocaíana AAA. La verdad, qué bueno que se enteró ahora que nomás le decían "el venao". Preferible a que en unos años le digan "el Soruyo". Fuente: El Universal
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