
Shawn tuvo un momento de inspiración. Lo que hizo fue entrar corriendo a su casa, tomar una pistola de Gotcha y dispararla contra el parabrisas del auto para llenarlo de pintura e impedir que su amigo pudiera manejar. Pero un vecino de esos que nunca faltan tuvo a bien llamar a la policía, quien llegó de inmediato y metió al pobre Shawn a la cárcel por uso no autorizado de armas. Tal vez para el sargento de policía Ken Lattin, de Kennewick, Washington, las armas son para matar personas, no para salvarles la vida. "Es una manera muy creativa de evitar que alguien tome y maneje, pero no es segura ni legal", afirmó.
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