
En estas fechas en que se incrementan las depresiones y los suicidios, no viene mal recordar esta historia. Si te sientes deprimido, si ves todo en gris y no ves luz al final del túnel, pregúntate a ti mismo: ¿De verdad tu situación es peor que quedarte abandonado 72 días en la punta de la Cordillera de los Andes con poco más que lo que traes puesto? Si la respuesta es negativa, mejor deja de autocompadecerte y sigue adelante. Sólo tienes que decidirte a no dejar que el mundo se deslice frente a tus ojos como un simple espectador, a dejar de hacerte la víctima, y a tomar las riendas de tu propia vida. Ésa es la clave: ¡Vive!
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