
"No soy yo cuando me enojo". Tampoco cuando manejo, ni cuando escribo en mi blog, ni cuando chateo, ni cuando entro a Second Life, ni cuando redacto un correo electrónico, ni cuando hablo por teléfono, ni cuando me tomo unos alcoholes. ¿o si?
Mind JO Warning: si generalmente te aburren mis divagaciones mejor deja de leer en este punto y regresa mañana.
Como sabrán, desde hace ya algún tiempo me decidí a tomar el toro por los cuernos y mejorar mi calidad de vida. Quise hacer borrón y cuenta nueva y reinventarme tomando en cuenta mis cualidades y mis limitaciones. Como casi todo el mundo se lo propone cada año nuevo, pero esta vez me lo propuse seriamente y he perseverado. Y más o menos creí que ahí la llevaba. Pero como se habrán dado cuenta las últimas semanas he tenido un montón de cosas en las que pensar: entre otras, salieron a flote fantasmas de mi pasado en el momento menos esperado, el cáncer se llevó rápidamente a una de las personas que más quería en este mundo, y de la noche a la mañana mi estabilidad laboral dio un vuelco y se transformó en una montaña rusa de emociones que nadie sabe hasta dónde se detendrá. Todo en el transcurso de una misma semana.
No sé si fue por la depresión o por la falta de sueño, pero de repente caí en la cuenta de algo que siempre te dicen pero en lo que nunca me había atrevido a reflexionar con honestidad: no se puede hacer borrón y cuenta nueva y pretender que la vida empezó a partir de hoy. El pasado está lleno de anclas que necesitamos eliminar una a una para poder realmente avanzar. Así que me puse a hacer una especie de recuento mental de mi historia personal, de mis éxitos y de mis fracasos, de mis orgullos y de mis traumas. Recordé las innumerables veces que me han dicho cómo cambio de cuando escribo a cuando hablo cara a cara y así, viendo todo el panorama en tercera persona, como viendo una película, me he dado cuenta también de hasta qué punto tienen razón y soy, en realidad, varias personas distintas que no se hablan entre si.
Así, resulta que hay un TaYo, que a mi me gusta ver, que es una persona centrada, afable, fuerte, perseverante, que no se deja humillar ante nadie pero tampoco se siente con derecho de humillar a nadie. Que vive la vida con optimismo y es apasionado, pero que prefiere escuchar primero antes de actuar u opinar. Puede ser moderadamente divertido y atinado, y se adapta rápidamente ante cualquier situación adversa. Pero este TaYo aparece más en internet que en la vida real. Desafortunadamente, el TaYo que muchas veces sale a flote en realidad es un TaYo inseguro y aburrido, que se pone rojo, tartamudea y le tiemblan las manos. El que es totalmente incapaz de iniciar una conversación por timidez, sobre todo con el sexo opuesto. Es al que le da por deprimirse y por andar melancólico sin motivo aparente. El que está todo lleno de manías y traumas. Es al que la gente tiende a subestimar y pisotear porque no hace nada por evitarlo. Como Gutierritos.
Hasta ahora, muchas de mis acciones estaban encaminándose equivocadamente a acabar simplemente con este segundo TaYo. A destruirlo. Nadamás que no estaba tomando en cuenta que este TaYo tiene su razón de ser, porque apareció como un mecanismo de defensa para controlar a un tercer TaYo que poca gente conoce: el Animal. Es un TaYo que vive enjaulado porque es como un animal que tiene poco control sobre sus impulsos. Parece divertido porque es muy extrovertido, le encanta bailar y cantar, pero es extremadamente irresponsable, agresivo y peligroso. Es extremadamente prosaico. No puede tomar sin llegar al vómito y la inconsciencia. Es prepotente, necio, grosero, rencoroso, odioso y ladino. Es todo un patán, y sólo piensa en si mismo y en satisfacer sus necesidades a toda costa sin importarle lastimar a nadie.
Entonces me di cuenta de que, en el fondo, no necesitaba luchar contra mi mismo, sino que, en realidad, lo que necesitaba era hacer la paz conmigo mismo. No tengo que destruir a ninguno de los TaYos, sino que tengo que encontrar el equilibrio entre los tres. Si, estoy medio loco pero qué le vamos a hacer... así soy yo. Lo curioso es que cuando llegué a esa conclusión, como por arte de magia logré dormir de nuevo. Y me siento tranquilo, y ya no me llena de angustia lo que pase o deje de pasar mañana. ¿Será que por fin, después de tantos años de obscuridad, por fin estoy encontrado la paz? Como dice el buen Saúl: pareciera.