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sábado, 17 de enero de 2015

La bandera de la Libertad...



Desde fines del Siglo XVIII, la Libertad ha sido la bandera predilecta de los movimientos sociales. Está presente en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos 1 (1776), la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano 2 de la Asmablea Nacional Francesa (1789), la Constitución Española de Cádiz 3 (1812) y los Sentimientos de la Nación 4 (1813). Sin embargo, Simón Bolívar, el mismísimo Libertador de América, nos advirtió en su Carta de Jamaica 5 (1815) que el concepto de "libertad" carece de sentido para alguien que nunca ha sido libre.

Simón Bolívar le envió esa carta a Henry Cullen, comerciante Jamaiquino de origen Inglés, pero  no se la estaba dirigiendo a él. Tampoco a otras potencias de la época, como afirma la Wikipedia. Era una advertencia y nos la dirigía a nosotros, los ciudadanos del futuro, y muy especialmente, los hispanoamericanos.

¿Cuál era el mensaje? Bueno, que la libertad no es algo que se expida simplemente por decreto. Las constituciones y las leyes sólo pueden hacer lo posible por garantizarla. Pero si la mente de la gente no es libre, ningún sistema político o económico va a conseguir sacarnos de la esclavitud. La libertad no está, entonces en tal o cual sistema político, o económico, o social. No está en un político, ni en un partido, ni en una Organización No Gubernamental, ni en la televisión, ni en un los periódicos, ni en las revistas, ni mucho menos en un blog de internet.

La verdadera libertad está dentro de cada uno de nosotros. Nadie puede ver lo que está dentro de nuestra mente, si nosotros no se los decimos. El ejercicio máximo de la libertad, entonces, es pensar. Es un derecho que ninguna ley nos puede quitar mientras nos quede vida. Entonces, ¿qué es lo que nos impide ser realmente libres? nosotros mismos. El cambio, entonces, aunque algunos pretendan lo contrario, sí está en uno mismo. Ninguna revolución nos va a dar la libertad que tanto deseamos, si no la construímos primero dentro de nosotros mismos.

Desde el Siglo XVIII hasta ahora, todo ha cambiado. Ya no hay leyes que definan ciudadanos de primera y de segunda, no se permite la esclavitud, las monarquías son sólo decorativas, y prácticamente todos los regímenes totalitarios se han desmoronado. Los que quedan, han ido abriendo paso poco a poco a la "libertad", con la marcada excepción de Corea del Norte y los países controlados por fanáticos religiosos. Pero eso es sólo en apariencia. La verdad es que estamos atrapados en una trampa histórica, en un callejón sin salida aparente, donde la gente cada vez es menos libre y ni siquiera está consciente de ello, como cangrejos en una olla...

Tu aparente libertad es sólo una percepción, no una realidad. En teoría puedes hacer o tener lo que quieras, siempre y cuando tengas dinero para hacerlo. Para conseguir el dinero tienes que trabajar, pero los sueldos cada vez son más bajos y cada vez te alcanza para menos. Entonces tienes que trabajar más, por lo que estás sometido cada vez a más presión para conseguir cada vez más dinero aunque en la práctica recibes cada vez menos dinero. Pero estás bombardeado todo el tiempo con mensajes agresivos diseñados para que desees cosas que ni imaginabas que podías necesitar. Y que en poco tiempo probablemente no vuelvas a necesitar. Pero te hacen desearlas con toda el alma y para conseguirlas necesitas todavía más dinero. Entonces trabajas más, pero nada de lo que hagas parece ser suficiente, porque cuando logras lo que querías entonces empiezas a desear otra cosa, para la que necesitas más dinero, y eso te mantiene permanentemente insatisfecho. Pero eso te estresa, y el estrés te enferma. Y enfermarte cuesta, y para tratarte necesitas más dinero. Entonces tienes que trabajar más y estresarte más, aunque estés enfermo, para curar las enfermedades que no tendrías si no hubieras estado tan estresado en primer lugar. Y eso te mantiene en un estado permanente de infelicidad. Entonces bebes de más, o fumas de más, o comes de más, o caes en cualquier otro vicio o adicción, y te enfermas más, y así hasta que te mueres, o mejor dicho, te matas tú solo. Y habrás llevado una vida vacía e infeliz. Como los esclavos de antaño. Eso no suena como libertad ¿o sí?

Paradójicamente, ser libre tampoco significa poder hacer lo que se me de la gana, como se me de la gana y cuando se me de la gana. Ese es el espejismo de la anarquía: una "libertad" sin límites. Pero esa no es la receta de la libertad, sino del caos, del dolor y la miseria, de la ley del más fuerte. Es la puerta de regreso a la guerra, el dolor y el totalitarismo: si todos hacen lo que se les pega la gana, tarde o temprano el más fuerte acabará dominando a los demás. Por ejemplo, tomemos el caso de moda: Charlie Hebdo. El Semanario Francés hizo lo que le dio la gana agarrando como bandera la "Libertad de Expresión". Hizo caricaturas racistas, denigrantes y de pésimo gusto del profeta Mahoma. Consecuencia: Se encabronó mucha gente. Al Qaeda ordenó un sangriento atentado contra el semanario, tomando como bandera la defensa de la "Libertad de Culto". Consecuencia: se encabronó mucha más gente. los "líderes de Occidente", así de ambiguo y genérico, están queriendo agarrar ahora de bandera la defensa de la "Libertad", así, a secas, para vengar la barbaridad anterior con una barbaridad aún peor. Y así se seguirán las indignaciones y las venganzas sin fin. Eso tampoco es libertad. Son pretextos para odiar. Justificaciones para matar.

¿Qué es, entonces, la Libertad? Según el diccionario, es la capacidad de la concienca para pensar y obrar según la propia voluntad. Palabras clave: Conciencia, Pensar y Voluntad. Voluntad implica ponerse a uno mismo metas y límites. Pensar implica no hacer lo primero que se nos ocurra, sino hacer un esfuerzo para reflexionar y definir lo que realmente queremos. Conciencia implica estar convencido de que lo que estás haciendo es lo mejor para tí y para los que te rodean. La libertad no se adquiere: se construye a partir de la propia voluntad, pensando cada paso y siendo consciente de ello. Para ser libre, tienes que liberarte primero de tí mismo. Entonces, y sólo entonces, con esa nueva perspectiva, podrás luchar por construir el mundo mejor que anhelas.


1 "Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad". - Declaración de Independencia de los Estados Unidos, 4 de julio de 1776

2 "La Asamblea Nacional, en presencia y bajo el auspicio del Ser Supremo, reconoce y declara los siguientes derechos del Hombre y del Ciudadano:  I - Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos". - Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, Asmablea Nacional Francesa, 26 de Agosto de 1789

3 "Art. 4. La Nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen". - Constitución Política de la Monarquía Española, Promulgada por las Cortes Generales de España el 19 de marzo de 1812 en Cádiz

4 "1º. Que la América es libre e independiente de España y de toda otra Nación, Gobierno o Monarquía, y que así se sancione dando al mundo las razones."  - Sentimientos de la Nación, José Ma. Morelos, 14 de septiembre de 1813

5 " 'Es más difícil, dice Montesquieu, sacar un pueblo de la servidumbre, que subyugar uno libre'. Esta verdad está comprobada por los anales de todos los tiempos, que nos muestran, las más de las naciones libres, sometidas al yugo, y muy pocas de las esclavas recobrar su libertad. A pesar de este convencimiento, los meridionales de este continente han manifestado el conato de conseguir instituciones liberales y aun perfectas, sin duda, por efecto del instinto que tienen todos los hombres de aspirar a su mejor felicidad posible; la que se alcanza, infaliblemente, en las sociedades civiles, cuando ellas están fundadas sobre las bases de la justicia, de la libertad y de la igualdad. Pero ¿seremos nosotros capaces de mantener en su verdadero equilibrio la difícil carga de una república? ¿Se puede concebir que un pueblo recientemente desencadenado se lance a la esfera de la libertad, sin que, como a Icaro, se le deshagan las alas y recaiga en el abismo? Tal prodigio es inconcebible, nunca visto. Por consiguiente, no hay un raciocinio verosímil que nos halague con esta esperanza". - Carta de Jamaica. Simón Bolívar, 6 de septiembre de 1815

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