
En 1793, un joven compositor de 23 años llamado Ludwig leyó un poema de Friedrich von Schiller llamado
An die Freude. Quedó tan fascinado con la obra que se propuso ponerle música. El resultado fue su 9a Sinfonía en Re Menor, Op. 125, cuyo movimiento final para coro y orquesta es hoy tan universalmente reconocido que se fue adoptado como el Himno de la Unión Europea. Y yo no podía quedarme con las ganas de compartirla con ustedes:
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