Estamos Arando...

Estaba una mosca parada tranquilamente en la cabeza de un buey cuando aparece otra mosca y le pregunta: ¿qué estás haciendo? Y la primera mosca con toda naturalidad le contesta: "Estamos Arando". Un chiste viejo, muy conocido, pero es lo que está haciendo mucha gente con los resultados de la delegación mexicana en los Juegos Olímpicos. ¿Triunfo de todos? No, triunfo de los deportistas que dedicaron tiempo y esfuerzo a mejorar sus habilidades para lograr sacar una medalla. El resto de nosotros, seguimos en el hoyo: No hay que colgarnos medallas que no nos corresponden.

Es esperanzador saber que a pesar de que en algunas partes de nuestro país hay condiciones de miseria similiares a las del África subsahariana y en otras prácticamente está en Guerra Civil, hay personas que se esfuerzan por superar las adversidades para sobresalir. Su triunfo no es el triunfo de todos, sino un ejemplo para todos, de que los mexicanos podemos sobresalir individualmente y que también tenemos la capacidad de sobresalir en grupo (es la primera vez que México logra una medalla olímpica en algún deporte de equipo). Pero sus preseas no se las deben a nadie más que a sí mismos, a sus familias y a los equipos que les apoyaron para ganarlas.

Los demás tenemos dos opciones: seguir viviendo a través de los triunfos de otros, o dejar de hacernos tontos solos (¿a qué le tiras cuando sueñas, mexicano?) y dedicarnos a ser exitosos por nosotros mismos. No todos podemos ser medallistas olímpicos, pero sí podemos esforzarnos por triunfar en nuestros respectivos ámbitos. En la escuela, en el trabajo, y hasta en nuestras aficiones. ¿Te gusta cantar? Sé el mejor cantante que puedas. ¿Te gusta jugar dominó? Sé el mejor jugador de dominó que puedas. ¿Te gusta hacer carne asada los domingos con la familia o los amigos? Organiza las mejores carnes asadas que puedas. Cualquier cosa que hagas es susceptible de mejorarse. Tú puedes ganar tus propias medallas: sólo hazlo.