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sábado, 28 de mayo de 2011

El Principito


Había una vez un pequeño príncipe que quiso ponerse a twittear. Así que sacó su cuenta, creó un perfil describiendo su grandeza y se puso a twittear cuán maravilloso era él y qué tan ignorante e insignificante le parecía la plebe. "Qué curioso -pensaba- la mayoría de los plebeyos que están twitteando son gente de buena fe y en general apolítica, que reproduce en Twitter el sentido común que tienen mis lacayos: ingenioso, pícaro, inmensamente ignorante y plagado de lugares comunes."

Posteriormente descubrió que algunos plebeyos parecían destacar sobre los demás por el hecho de tener una opinión propia e informada, en lugar de limitarse a repetir lo que otros decían. Y claro, también destacaban porque casi siempre estaban de acuerdo con él. "Es gente cuya fe, buena o mala, es difícil de discernir, son más activistas, empeñosos, y más desparpajados; disponen de mayor información política, económica, social, internacional; tienen un mayor nivel educativo y opinan sobre distintos acontecimientos de manera más o menos sofisticada, ilustrada y siempre pertinente."

Pero algo le inquietaba. No podía sacarse de la cabeza por qué no todos los plebeyos parecían estar de acuerdo con su forma de ver el mundo. Algunos sólo le decían que sus monólogos autocomplacientes le aburrían. Otros, más violentos, de plano le mentaban la madre. Entonces se le ocurrió que si no estaban de acuerdo con él, debían ser esbirros de su némesis, su archienemigo: el voluntarioso Príncipe Gusano, también conocido como PG, o peje. "Han de ser integrantes del sendero del Peje, es decir, los ultra izquierdosos partidarios del PG, La Jornada, Castro y Chávez, que en el fondo son los mismos que agredieron a La Vestida en la UNAM y a Bravo Nena en la FES Acatlán."

"Pues para qué me ven, pendejos", les decía, "Babosos, imvéciles. Pinches ardidos. Nomaz repiten estupideces a lo pendejo. Chusma, chusma, PRRR". Pero esta actitud sólo provocó que más plebeyos se pusieran en su contra, aún algunos que antes parecían haber estado de acuerdo con él. "No es posible que no se den cuenta de cuán maravilloso soy -pensaba-. Malagradecidos: si para eso les acabo de escribir un libro que demuestra de dónde viene su añeja y egocéntrica mediocridad clasemediera. Son como los cangrejos y la olla: cada que les echo en cara mi manifiesta superioridad sobre ellos, en lugar de superarse y tratar de ser como yo, resulta que se enojan y me quieren aventar a una olla con agua hirviendo. Envidiosos. Por eso no tienen rascacielos: no se los merecen."

Y entonces el principito recorrió los siete mares, visitó todas las televisoras, y escribió columnas en todos los periódicos y revistas promocionando su libro. Y siguió denostando a los "imvéciles", y retuiteando sus mentadas de madre. Pero su libro no le dejaba regalías, porque la plebe prefería conseguirlo más barato en un puesto pirata que en la librería del Sanborns. Así que el principito terminó regresándose a Nueva York, para seguirnos analizando desde la comodidad de su loft en SOHO, preguntándose qué demonios sería lo que le salió mal.

3 comentarios:

Tom dijo...

Fijate que cuando lo leía pensé que hablabas del peje, sobre todo por el yoyismo y por la intolerancia, pero viendo la foto y que haces mensión del Peje pues no hablabas propiamente de el, pero si volteas los personajes, funciona exactamente igual tu artículo

Saludos Tayo

TaYo dijo...

En efecto, Jorge G. Castañeda y Andrés Manuel López Obrador comparten un rasgo muy común entre políticos: la soberbia. Ambos pregonan no sólo que tienen LA SOLUCIÓN a todos los problemas de México sino que es LA UNICA solución posible. Pero son completamente incapaces de sentir empatía, por ese motivo, los dos te PENDEJEAN si no estás de acuerdo con ellos. Ah, y nunca cometen errores: siempre son ataques y calumnias de sus adversarios.

No son los únicos; si te fijas, en este saco podría entrar Carlos Salinas, Martha Sahagún, Felipe Calderón, Marcelo Ebrard, y muy especialmente el actual Secretario del Trabajo, Javier Lozano. La cámara de Diputados y la de Senadores también están llenas de este tipo de individuos. Y no se digan las Presidencias Municipales y los Gobiernos Estatales.

Por eso estamos como estamos.

Tom dijo...

Completamente de acuerdo Tayito